Otra vez los bancos...

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Miguel Roig en Expansion:

Quién paga el pato de las preferentes y quién pagará el de las convertibles: 7 puntos clave

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04/01/2012 | 13:54

Banco Santander está cayendo cerca de un 4% en bolsa, casi el doble de lo que cede el valor más comparable -BBVA-. ¿Por qué? Porque desde hoy, los inversores que tenían participaciones preferentes han recibido acciones del banco en compensación y ya pueden venderlas -la vía más rápida de recuperar el dinero que depositaron inicialmente-.
Esta operación -ampliar capital para darle acciones a clientes enfadados- es un ejemplo de la bomba de relojería que eran las preferentes, y nos sirve de punto de partida para explicar las distintas formas que tiene un banco de afrontar este problema y empezar a valorar otros problemas similares que llegarán este mismo año. Les pongo en antecedentes.

1. ¡PREFERENTES, PREFERENTES, ME LAS QUITAN DE LAS MANOS! Los bancos captaron dinero de los particulares colocándoles acciones preferentes. Lamentablemente, una práctica comercial habitual era decirles que esto era como un depósito y que al cabo de equis años recuperarían su dinero. No tengo constancia de un solo cliente al que el empleado de la sucursal le dijera alto y claro: "Señor cliente, está usted comprando deuda perpetua del banco y esto quiere decir que si no queremos, no le devolveremos nunca su dinero ¿Sigue queriendo las preferentes?".
2. PAN PARA AYER, HAMBRE PARA AHORA. La colocación de preferentes entre particulares solucionó muchos problemas de liquidez de la banca a corto plazo, ya que les permitió captar miles de millones de euros. Pero en realidad, lo que estaban haciendo era chutar el problema a un par de años vista. Y ese momento es ahora. ¿Qué pasa cuando decenas de miles de clientes pasan por la sucursal y piden su dinero de vuelta? Pues que ese dinero no se le puede devolver, porque el valor real de esas preferentes en el mercado es del 40% o el 50% de lo que se pagó en su día. Esto quiere decir que, si el cliente quiere su dinero tiene que asumir que recuperará solo la mitad de lo que invirtió. "¿Pero esto no era como un depósito?", se preguntará.
3. CONFIRMADO. TENEMOS UN PROBLEMA. Y cuando el nivel de enfado empieza a tocar niveles sensibles, es cuando el banco ve peligrar sus clientes y decide ofrecer una solución. Para empezar, ese producto no debería haberse colocado así, pero el mal ya está hecho. El director de la sucursal de turno probablemente sea otro, tal vez también el jefe de zona. Y el marrón está encima de la mesa. ¿Y bien?¿Cómo devuelves a un cliente sus 10.000 euros si el valor de mercado del producto que le vendiste es de 4.000?
4. POSIBLES SOLUCIONES: PLAN A. El banco asume las pérdidas vía cuenta de resultados. En el ejemplo anterior: vende por 4.000, devuelve 10.000 al cliente y asume pérdidas por 6.000  euros. Resultado: pagan los accionistas, que tienen un menor beneficio a distribuir ese año.
5. POSIBLES SOLUCIONES: PLAN B. El banco canjea preferentes por acciones propias recién creadas (ampliación de capital) y se las da a los clientes enfadados. En el ejemplo, el cliente recibe 10.000 euros en acciones de Santander. Cuando las recibe, puede mantenerlas o venderlas (acuérdense de las caídas de hoy de la acción). Resultado: pagan los accionistas antiguos, a los que se les diluye la participación que tenían en el banco. En el caso de Santander, las nuevas acciones representan un 3,8% del total de títulos que había en circulación, por lo que ahora el mismo beneficio y el mismo dividendo que estaba previsto toca a repartir entre más.
6. POSIBLES SOLUCIONES: PLAN C.  El banco le dice a los clientes que haber mirado bien lo que estaban firmando, que en el quinto párrafo del anexo 37 del papel que firmó aceptando las condiciones pone claramente que la parte contratante... etcécera, etcétera... Resultado: paga el cliente, que bien se queda con la deuda perpétua a la espera de tiempos mejores, bien la vende en el mercado y asume pérdidas.
7. Y LO QUE VIENE, ES PEOR. Aunque ojo, a largo plazo, no sé si es muy bueno que un banco tenga enfadados a decenas de miles de clientes -de los que tienen capacidad de ahorro por cierto-, que pueden retirar su dinero o no volver a fiarse en su vida de un director de sucursal. Habrá que ver cómo lidia ahora el banco de Botín con la segunda parte de esta historia: los inversores de bonos convertibles. Lo de las preferentes se ha arreglado con 1.900 millones de euros en acciones. Con los bonos, hay más 7.000 millones de euros de 129.000 clientes TOP del banco, que a finales de año van a recibir acciones por un valor que, a precios actales del título, no llega ni la mitad de lo que depositaron. Y por la misma lógica, habrá que compensarles. ¿Quién pagará esta vez? Hagan sus apuestas.